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55 PERFUMES colaboraciones emociones y la memoria. Por eso, un aroma tiene el poder de evocar recuerdos, despertar sensaciones placenteras e incluso cambiar el estado de ánimo en cuestión de segundos. Un perfume no solo proyecta una imagen hacia los demás; también puede convertirse en un ritual de autocuidado y bienestar, un gesto diario capaz de influir en el estado de ánimo y en la manera de afrontar la jornada. Aromas que reconfortan Tras el ritmo intenso del verano, fragancias con notas cálidas, envolventes y suaves —como la vainilla, el almizcle, el ámbar o las maderas suaves y cremosas como el sándalo— pueden aportar sensación de calma y seguridad. Funcionan como un abrazo invisible, perfecto para quienes viven septiembre con cierta nostalgia del verano. Aromas que motivan Para quienes buscan impulso y motivación, las notas cítricas (limón, bergamota, mandarina, yuzu), mentoladas (menta, albahaca) aportan frescura y vitalidad, especiadas como el jengibre o el cardamomo aportan dinamismo y una actitud positiva, ayudando a encarar la jornada con optimismo y dinamismo para encarar nuevos retos. Estas notas olfativas son ideales para esas mañanas en las que cuesta retomar la rutina. Aromas que ayudan a enfocar Septiembre también exige concentración. Notas limpias y verdes, como el té verde, las plantas aromáticas como el romero o el eucalipto, tienen un efecto revitalizante y favorecen la claridad mental. Incorporarlas en un perfume cotidiano puede convertirse en un anclaje para entrar en “modo trabajo” con más facilidad. Elegir un perfume en septiembre puede ser un gesto simbólico de renovación: como estrenar agenda o zapatos, incorporar un nuevo aroma puede marcar un punto de partida emocional. Es un recordatorio íntimo de la capacidad de acompañarse a uno mismo en este reinicio. “Notas limpias y verdes como el té verde, el romero o el eucalipto favorecen la claridad mental”

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