La vitamina C ha gozado de una reputación impecable en el mundo de la cosmética. Se le atribuyen beneficios casi milagrosos: ilumina, protege, unifica, reafirma… Y en buena parte, así es. Pero su popularidad también ha traído consigo una avalancha de fórmulas que, bajo la etiqueta de “vitamina C”, no siempre cumplen con lo que prometen. Y esto, lejos de ser anecdótico, debería invitarnos a reflexionar. ¿Se usa bien la vitamina C? Desde mi experiencia en el sector, lo tengo claro. No se trata de tener vitamina C en un producto, sino de cómo se formula, en qué concentración, en qué tipo y en qué condiciones. Porque no todo lo que lleva la palabra “vitamina C” en la etiqueta merece un hueco en la rutina de skincare. El envase sí importa (y mucho) Uno de los grandes errores que siguen cometiéndose es subestimar el papel del envase. No todos los cosméticos requieren una tecnología avanzada de conservación, pero en el caso de la vitamina C, este detalle puede marcar la diferencia entre un sérum eficaz y uno que no sirva para nada. Es fundamental que sean envases que aseguren un cerrado perfecto para impedir la entrada de oxígeno y posibles bacterias. También deben ser envases que impidan la en70 opinión DERMOCOSMÉTICA Red y Green flags de la vitamina C: Detalles que marcan la diferencia No se trata de tener vitamina C en un producto, sino de cómo se formula, la concentración, el tipo y las condiciones. No todo lo que lleva la palabra “vitamina C” en la etiqueta merece un hueco en la rutina de skincare Raquel González Cosmetóloga y fundadora de Byoode
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