Blanca Llácer Vocal de Dermofarmacia del COF Alicante. Profesora Máster Dermofarmacia y Cosmética UMH. Fundadora y CEO de THE LAB.
En la actualidad, la demanda de productos renovadores, transformadores y perfeccionadores que buscan un efecto anti-edad y rejuvenecedor es un hecho.
Esto, unido a la efectividad contrastada y aplastante de activos como el Retinol, se convierte en una de las premisas a la hora de seleccionar un producto para incorporar en la rutina cosmética.. De todas formas, existe una verdad innegable y es que el Retinol, no siempre es la solución más idónea para todas las pieles ni momentos de la vida.
Como sabemos, el estado de nuestra piel no prevalece intacto en el tiempo. El ritmo de vida actual, el estrés, la falta de sueño y otros tantos factores relacionados con el exposoma que nos rodea, hace que nuestra piel cada día esté más alterada, cada día se manifieste más y cada día grite más. La prevalencia de determinadas alteraciones y patologías cutáneas, como la rosácea o dermatitis, aumenta exponencialmente cada día y, la piel reactiva, irritada y sensible es un denominador común en muchos de nosotros.
Si a todo esto, unimos etapas de la vida especiales como es el embarazo, lactancia o estar sometidos a determinados tratamientos farmacológicos hace que, el Retinol no siempre sea el activo más indicado para incorporar en nuestra rutina diaria.
Y si, además, le sumamos los posibles efectos ‘secundarios’ del Retinol sin un buen consejo profesional -como una correcta concentración o pauta de retinización- es la ecuación perfecta para que se den cuadros de dermatitis por retinoides, frecuentes en la zona periocular o peribucal, así como episodios de sequedad, descamación, irritación o fotosensibilidad.
Es aquí donde el Bakuchiol entra pisando fuerte y con el pilar de evidencia científica que buscamos los farmacéuticos. Vamos a descubrir el por qué y en qué sentido.
El Bakuchiol puede ser para muchos un activo de moda fruto de los potentes departamentos de marketing, pero es cierto que ya cuenta con estudios científicos que arrojan resultados significativos sobre su eficacia. Es uno de los múltiples compuestos químicos presentes en la Psoralea corylifolia, en concreto un meroterpeno que se utilizaba desde la antigüedad por sus propiedades antioxidantes, antiinflamatorias y antibacterianas.
Pero no fue hasta 2014 cuando empezaron a aparecer estudios científicos, como el publicado en International Journal of Cosmetic Science, que arroja algo de evidencia frente a los efectos producidos por este activo, comparando la estructura del Bakuchiol y el Retinol, para llegar a la conclusión de que, el Bakuchiol que no se parece estructuralmente a los retinoides, puede funcionar como un análogo funcional del Retinol. Esta conclusión se basa en perfiles comparativos de expresión génica y de refuerzo de colágeno.
Uno de los estudios más actuales es el de 2018 y se publicó en el British Journal of Dermatology. Participaron 44 personas a las que, durante 12 semanas se les aplicó Bakuchiol al 0,5% dos veces al día y a otros el Retinol al 0,5 % una vez al día. El resultado fue que, tanto el Bakuchiol como el Retinol, disminuyeron significativamente las arrugas y la hiperpigmentación, sin apenas diferencias entre ellos. La única diferencia encontrada fue la presencia de más descamación, sequedad e irritación en las personas que utilizaron Retinol.
En un estudio realizado por la Dra. Zoe Draelos y publicado en J Drugs Dermatol en 2020, se demuestra que la solución de Bakuchiol al 1 % es bien tolerada y eficaz en personas con piel sensible, eczema, rosácea y síndrome de intolerancia cosmética.
Algunos de sus efectos demostrados son que, no solo sintetiza colágeno y elastina, sino que inhibe su degradación bloqueando las metaloproteinasas; reduce arrugas, previene el envejecimiento y mejora firmeza. Estimula las aquaporinas potenciando la hidratación. Además, es antioxidante y antiinflamatorio; mejora la síntesis de melanina, por tanto, minimiza la pigmentación irregular; reduce la 5-alfa-reductasa, la enzima que transforma la testosterona libre en dihidrotestosterona (DHT) y que puede ser responsable de muchos casos de acné.
Y por si no fuera suficiente, es apto durante el embarazo y la lactancia, y no es fotosensibilizante ni fotosensible. Por lo que se puede empezar a utilizar en cualquier época del año, por el día y sin necesitar acostumbrar la piel a su tolerancia.
¿Qué más podemos pedir? Simplemente que nuevos estudios sigan haciendo crecer la evidencia científica respecto a la eficacia de este activo tan versátil.