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Fotoprotección tópica: innovación, concienciación y sostenibilidad

Adina Cazacu, Experta en dermocosmética, marketing y ventas. Fundadora de Beauty Drive Podcast

El auge de la conciencia sobre los efectos de la radiación solar ha transformado la fotoprotección en un pilar fundamental dentro del cuidado de la piel. Más allá de prevenir el cáncer cutáneo, la protección solar tópica se ha convertido en un aliado multifuncional, antiedad y sostenible.

El sol es fuente de vida y bienestar. Gracias a los rayos UVB, el cuerpo sintetiza vitamina D, clave para funciones inmunológicas y óseas. Sin embargo, la exposición excesiva al sol también conlleva graves riesgos para la salud cutánea. Se estima que 1 de cada 5 personas desarrollará algún tipo de cáncer de piel a lo largo de su vida y una quemadura con ampollas en la infancia puede duplicar el riesgo en la edad adulta.

Los datos son contundentes: cada año se diagnostican más de 3.400 melanomas en Europa vinculados al uso de cabinas UVA, según la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer. Afortunadamente, la concienciación social va en aumento. Según Stanpa, la demanda de productos solares creció un 19% en 2023, y un 57% de los adultos lamenta no haberse protegido adecuadamente en el pasado.

Tipos de radiación y sus efectos cutáneos
Comprender el impacto de la radiación solar sobre la piel es esencial para formular y prescribir productos eficaces:

UVB: penetran en la epidermis, activan la síntesis de vitamina D, pero también provocan quemaduras solares, inflamación y aumentan el riesgo de cáncer.
UVA: penetran más profundamente, atraviesan cristales y nubes, causando inmunosupresión cutánea y fotoenvejecimiento.
Infrarrojos (IR-A): representan el 50% de la radiación solar que alcanza la Tierra. Producen calor, eritema y aceleran el envejecimiento.
Luz visible (HEV): incluye la luz azul de pantallas. Estimula la melanogénesis vía tirosinasa, especialmente en fototipos altos, y promueve la degradación del colágeno a través de metaloproteinasas.

Fotoprotección tópica: más allá del SPF
El SPF (Sun Protection Factor) continúa siendo el parámetro de referencia, pero hoy los profesionales recomiendan fotoprotectores de amplio espectro (UVA/UVB/IR/HEV), con altos niveles de SPF (50 o 50+) para compensar la aplicación insuficiente habitual (solo ¼ de la dosis recomendada), y que además incluyan beneficios añadidos.

Reaplicación y eficacia son claves: incluso los protectores resistentes al agua pierden eficacia tras 40 minutos de inmersión y secado con toalla, eliminando hasta el 70% del producto. Por ello, la reaplicación cada dos horas (o tras baño/sudoración) es imprescindible.

Filtros solares: físicos, químicos y nuevas tecnologías
Los filtros solares se clasifican principalmente en:

Físicos o minerales (como dióxido de titanio u óxido de zinc): reflejan la radiación como pequeños espejos. En su versión nano, ofrecen mayor dispersión y acabado transparente, pero su impacto ambiental ha sido cuestionado.
Químicos: absorben y transforman la energía solar en calor. Existen filtros para distintas longitudes de onda (UVB, UVA corto y largo) y se combinan para lograr una cobertura óptima.

Encapsulación y sistemas inteligentes están marcando la diferencia. La tecnología Netlock del Grupo L’Oréal, por ejemplo, encapsula los filtros en microgotas de gel formando una malla que mejora su distribución, resistencia al agua, sudor y arena, y garantiza mayor fotoprotección uniforme. En el caso de Martiderm, trabajan con Photo-Active Shield Tech® para potenciar la eficacia del producto al exponerse al sol. Otra innovación destacable del sector es el empleo de antioxidantes patentados como ASPA-Fernblock®, de Cantabria Labs, exclusiva tecnología de origen vegetal que ayuda a prevenir y reparar el daño solar y contribuye a mejorar la funcionalidad de la Vitamina D, potencia el factor de protección y aumenta el tiempo de protección.

Como vemos, ya no hablamos de SPF o de filtros solares sino de tecnologías que buscan optimizar la eficacia contra el daño solar, mientras utilizan menos cantidad de filtros, los potencian con activos antioxidantes y así consiguen cuidar de la piel y del planeta.

La era del fotoprotector multifunción
El fotoprotector actual es un verdadero cosmético híbrido: protege, cuida y embellece. Las formulaciones incluyen activos:
Antioxidantes (Vitamina E, Polypodium leucotomos)
Antiedad (niacinamida, péptidos)
Hidratantes (ácido hialurónico)
Despigmentantes (phe-resorcinol, Melasyl)

Esto permite que un solo producto actúe como protector solar, crema hidratante, cuidado antimanchas y escudo antiedad. Los formatos también se diversifican: cremas, geles, emulsiones, sticks (para zonas sensibles y reaplicación localizada), y brumas (ideales para reaplicar sobre maquillaje o en movimiento, aunque requieren precaución en su aplicación para evitar pérdida por dispersión).

Fotoprotección desde el interior
La fotoprotección oral ha ganado relevancia como estrategia complementaria, especialmente útil en fototipos I y II, personas con fotoalergias o que toman medicamentos fotosensibilizantes, y mujeres en tratamiento hormonal (anticonceptivos), ya que estos favorecen la aparición de melasma.

Activos como Polypodium leucotomos, nicotinamida o carotenoides han demostrado su eficacia reduciendo el daño inducido por radiación, mejorando la tolerancia solar y aportando un efecto antioxidante sistémico.

Fotoprotección primaria: el primer escudo
Igualmente, no hay que olvidar que la crema no es la primera línea de defensa. La fotoprotección primaria incluye medidas conductuales y físicas:
● Evitar la exposición solar directa entre las 11:00 y las 17:00 h.
● Buscar sombra y refugios naturales.
● Utilizar ropa con tejidos tupidos, oscuros y de manga larga.
● Accesorios como sombreros de ala ancha y gafas con protección UV son esenciales.

Blue Beauty: proteger la piel sin dañar el océano
El compromiso con la sostenibilidad es ineludible. La tendencia Blue Beauty impulsa el desarrollo de productos solares respetuosos con los ecosistemas marinos. Las fórmulas “reef friendly” evitan ingredientes como oxibenzona, octinoxato o nanopartículas no recubiertas.

Marcas como Bioderma (con su sello Aquatic Ecosystem Tested) o Avène (Skin Protect Ocean Respect) apuestan por fórmulas biodegradables, filtros eco-diseñados y packaging reciclable, en línea con las nuevas exigencias regulatorias y del consumidor. Igualmente, en este plano queda todavía trabajo por hacer para unificar conceptos de sostenibilidad y mayor transparencia hacia el consumidor.

La fotoprotección tópica ha evolucionado más allá del simple escudo solar. Hoy, los productos solares son herramientas de cuidado integral que combinan ciencia, tecnología y responsabilidad ambiental. La industria cosmética está llamada no solo a innovar, sino a educar y liderar una transformación consciente. El desafío ya no es solo proteger la piel, sino también proteger el planeta.

 

 

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