Jana Martín, Farmacéutica. Máster en Dermocosmética y Formulación
Los datos confirman que la cosmética y el cuidado personal afectan directamente en el bienestar emocional. La higiene corporal, integrada en nuestra rutina diaria, no solo contribuye a la salud física, sino que también favorece el equilibrio emocional. Por este motivo, elegir un limpiador adecuado y aplicarlo correctamente también es clave para preservar la salud y vitalidad de la piel.
La higiene corporal se refiere a las prácticas de limpieza y cuidado que nos ayudan a mantener la salud de la piel y el bienestar. Incluye hábitos como la higiene de la piel, del cuerpo, del rostro, el lavado de manos, el cuidado de piel o la higiene del cabello. Además, tiene una función clave de prevención, ya que ayuda a prevenir la propagación de enfermedades y microorganismos y reduce el riesgo de infecciones y afecciones en la piel, pero estos no son los únicos beneficios. La importancia de mantener una buena higiene está estrechamente relacionada con el bienestar físico y emocional, con la mejora de la autoestima, en sentirnos bien y tener una buena imagen. Hay que tener en cuenta que la piel es el órgano más grande de nuestro organismo, que cumple funciones muy importantes de barrera frente a los agentes externos, de protección y de regulación. Por eso, cuidarla y realizar una buena higiene, no es solo cuestión de belleza, es cuestión de salud.
Su relación con el estado de ánimo
Los datos de las últimas encuestas realizadas sobre higiene corporal indican que el 61,8% de los españoles nos duchamos a diario y este dato sube al 80% de los españoles que se duchan más de 4 veces a la semana. En cambio, si hablamos de la higiene capilar, estas cifras bajan: un 42% de las personas se lava el pelo unas 2-3 veces a la semana y un 25% de las personas se lo lava a diario. En cuanto a la higiene facial, aproximadamente el 68% de la población afirma realizar una rutina facial (dato más cercano en la población femenina y algo más bajo en la masculina) aunque, tan solo el 31% lo hace correctamente: dos veces al día, una por la mañana y otra por la noche, todos los días.
Como aspecto positivo para el mercado, en el último estudio realizado por Stanpa (Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética) en colaboración con Kantar, el 70% de los españoles vincula la buena imagen con el estado de ánimo. Los datos confirman que la cosmética y el cuidado personal está evolucionando, ya que hay una mayor percepción de la importancia de la higiene y el cuidado personal y se vincula a la salud, al bienestar físico y emocional, al equilibrio y a la expresión de la identidad.
Objetivos de los limpiadores
Elegir un limpiador adecuado en función de la zona corporal es muy importante para mantener la salud y la integridad de la piel. ¿Cuántos cosméticos limpiadores debo utilizar? ¿Qué características debe tener? El objetivo de un cosmético limpiador sería simplemente limpiar la piel, para mantener su salud y bienestar. El mecanismo de limpieza depende de distintas variables: el detergente o limpiador utilizado, la piel (el sustrato) y la suciedad o impurezas que contenga.
Las características que debe tener un producto de higiene son las siguientes:
• Es importante que sea adecuado para la zona a limpiar.
• Que genere espuma (cantidad en función del tipo de limpiador) o que sea cremoso.
• Debe tener una viscosidad adecuada.
• Con un olor agradable.
• Que se elimine y retiren sus restos fácilmente.
• Otras características a destacar: su coste o que sea sostenible.
Podemos diferenciar dentro de los productos destinados a la higiene corporal, distintos cosméticos y formatos que van a variar según sus características:
- Gel o jabón de ducha/baño: Entendiendo como gel de ducha a aquellos limpiadores destinados a la higiene de la piel de nuestro cuerpo, pero teniendo en cuenta que existe una gran variedad de formatos: gel, gel cremoso, emulsión limpiadora, oleogel, espuma…
- Jabón de manos: Es fundamental en la prevención de enfermedades. Las manos están constantemente expuestas por lo que el lavado debe ser más frecuente. Elegir limpiadores respetuosos con la piel es clave.
- Jabón íntimo: Destacar la importancia de utilizar un jabón de cuidado íntimo específico para la zona, ya que difiere el pH de la zona íntima a la del resto del cuerpo. El pH de la zona íntima de la mujer varía a lo largo de su vida: en la edad fértil tiene un pH más ácido entre 3,8 y 4,5, mientras que a partir de la menopausia se vuelve más alcalino y sus valores rondan entre 5 y 7,5.
- Champús: Destinados a mantener la higiene y la salud del cuero cabelludo, con sus características especiales.
- Desmaquillantes o limpiadores faciales: Al igual que existen distintas formas cosméticas en la higiene corporal, en la higiene facial también encontramos diferentes tipos de limpiadores como agua micelar, gel, leche limpiadora, bálsamo, aceite limpiador, etc.
La composición de los limpiadores
La formulación del cosmético es importante para determinar si es adecuado o no, o si contiene activos interesantes para la necesidad de nuestra piel. Aunque la composición de un limpiador difiere mucho en función de la zona en la que vamos a utilizarlo, podemos resumir los principales ingredientes que podemos ver en su INCI o listado de ingredientes:
TENSIOACTIVOS:
Los tensioactivos son capaces de formar micelas que envuelven la suciedad y la arrastran para eliminarla de la piel. Quizás el grupo más conocido de sus ingredientes y también uno de los que genera más debate en ciertas ocasiones (los “famosos” sulfatos). Un tensioactivo es una molécula anfifílica (con un grupo polar y otro apolar) que es capaz de reducir la tensión superficial entre dos fases no miscibles. La suciedad e impurezas tienen carga positiva y se unen fuertemente a la piel que tiene carga negativa. Los tensioactivos son capaces de formar micelas que envuelven la suciedad y la arrastran para eliminarla de la piel. Existen distintos tipos en función de la carga eléctrica que tienen en la parte hidrófila:
- Aniónicos: Atraen la suciedad con mucha eficacia, tienen alta capacidad espumante, pero también tienen mayor capacidad irritante a la piel. Son los sulfatos (Sodium Lauryl Sulfate, Sodium Laureth Sulfate) que son los más potentes y a la vez los más irritantes y otros grupos como los Sulfosuccinatos, los Glutamate, los Glycinate o los Isethionate que son mucho mejor tolerados por la piel.
- Catiónicos: Tienen una capacidad de limpieza y espumante muy baja, pero tienen muy buenas propiedades acondicionadoras y antiestáticas. Se utilizan principalmente en fórmulas como acondicionadores capilares. Algunos ejemplos: Behentrimonium Chloride, Cetrimonium Chloride, Quaternium-22, etc.
- Anfóteros: Actúan como aniónicos (-) o como catiónicos (+) en función del pH. Menor poder espumante que los aniónicos. Se utilizan principalmente combinados con otros tensioactivos. Algunos ejemplos son: Cocamidopropyl Betaine, Disodium Cocoamphoacetate…
- No iónicos: Tienen baja capacidad espumante y limpiadora y muy baja capacidad irritante. Se utilizan combinados para reducir la irritación de otros tensioactivos y como estabilizantes. Son, por ejemplo, Decyl Glucoside, Coco Glucoside, Laureth-nº, Cocamide DEA…
ACTIVOS:
Como activos principales en la formulación de un limpiador podemos ver los ingredientes que le dan esas características especiales. Algunos de los que se utilizan en los limpiadores son:
- Hidratantes y reparadores de la función barrera: Su función es hidratar la piel y mantener en buen estado la función barrera de la piel, reduciendo la pérdida de agua transepidérmica. Podemos encontrar activos como ácido hialurónico, urea, pantenol, ceramidas, glicerina, prebióticos, etc.
- Calmantes y anti-irritación: Especialmente indicados para pieles sensibles o reactivas. Son productos que incorporan activos como la centella asiática, la alantoína, el bisabolol, el aloe vera o la avena.
- Antioxidantes: Su acción principal es reducir el daño que producen los radicales libres. La vitamina E, la vitamina C, la niacinamida o la coenzima Q10 son algunos de los más utilizados.
- Seborreguladores: Tanto a nivel corporal (acné corporal), facial (pieles grasas y acneicas) como capilar (cuero cabelludo graso y dermatitis seborreica), los limpiadores pueden llevar activos que ayuden a controlar la cantidad de sebo y que limpien en mayor profundidad como el ácido salicílico o las arcillas.
- Activos específicos: Como la variedad de limpiadores corporales es bastante grande, podemos ver otros activos como por ejemplo alfa-hidroxiácidos en limpiadores faciales con función exfoliante o ingredientes como la clorhexidina en productos de higiene íntima con función antiséptica, etc.
“EL RESTO”:
Un limpiador no se formula solo con tensioactivos y con ingredientes activos, hay una gran variedad de ingredientes que hacen posible la estabilidad de la fórmula, su consistencia, color, perfume, capacidad espumante, su conservación… Algunos ejemplos:
- Agentes viscosizantes y estabilizantes: Dan la consistencia al producto y mejoran la estabilidad de la emulsión.
- Reguladores del pH: Es importante formular el limpiador al pH adecuado a la zona a la que va destinado: no es lo mismo un limpiador facial cuyo pH ronda 5,5 o un limpiador de higiene íntima para la edad fértil que debe rondar entre 3,8-4,5.
- Emolientes: Son los que aportan lípidos a la fórmula.
- Conservantes: Mantienen el cosmético libre del desarrollo de microorganismos.
- Perfume, colorantes, etc.
Teniendo en cuenta toda esta variedad de ingredientes dentro de una fórmula de un limpiador es siempre importante valorar la fórmula en global, no por la presencia de un ingrediente concreto. Diferenciar entre los distintos usos es también fundamental a la hora de elegir un limpiador.
Apuntes sobre higiene corporal
La higiene es algo fundamental, como he ido comentando a lo largo del artículo, que nos ayuda a prevenir la transmisión de enfermedades y la aparición de patologías de la piel y mantener su salud.
¿Se puede utilizar el limpiador corporal para la cara?
Es mejor que no, ya que el nivel de ingredientes detergentes que suele llevar es mucho mayor en el caso de los corporales que los faciales. Además, a nivel facial la piel es más fina y está mucho más expuesta a lo largo del día a agentes externos y suciedad (restos de maquillaje, protector solar, polución, sudor…). Lo mismo sucede con el limpiador de higiene íntima. Lo ideal es elegir uno específico para así prevenir la alteración de su pH, de su microbiota y prevenir las infecciones o molestias en la mucosa vaginal.
¿Por qué un limpiador te reseca?
Al aplicar un limpiador y se nota la piel excesivamente tirante es posible que sea demasiado potente para el tipo de piel que tienes o que el pH sea demasiado alcalino. Es preciso un limpiador más suave con la piel, con tensioactivos menos potentes y que esté enriquecido con activos hidratantes y emolientes.
¿Doble limpieza?
Ya estamos más que familiarizados con este término. La doble limpieza consiste en utilizar dos pasos de limpiadores: el limpiador con base oleosa y el limpiador con base acuosa. El limpiador con base oleosa elimina los restos de sustancias liposolubles como el maquillaje, el protector solar o el sebo, mientras que el limpiador de base acuosa elimina las sustancias hidrosolubles como el sudor o las células muertas. Se recomienda utilizarla en la rutina de limpieza de noche, mientras que por la mañana con un limpiador de base acuosa sería suficiente.
¿Agua fría o agua caliente?
Pues ni una cosa, ni otra! Lo ideal es limpiar la piel con agua templada. Así prevenimos que la piel se reseque, que se enrojezca o que pierda luminosidad.
Si mi limpiador no hace espuma, ¿me limpia?
Una cosa es el poder de limpieza de un limpiador y otra el poder espumante. Aunque hay tensioactivos con más o menos poder espumante, en la mayoría de los limpiadores se regula la capacidad espumante con ingredientes específicos, siendo un aspecto sensorial del producto.