Blanca Llácer. Farmacéutica, Vocal de Dermofarmacia y Formulación Magistral delCOF Alicante, Fundadora y CEO de THE LAB, Directora CURSO EXPERTO en DERMO blanca llácer.
En busca de la eterna juventud buscamos activos que frenen el envejecimiento cutáneo y entre ellos uno de los ‘clásicos’ ha sido durante años el colágeno, ya que se pensaba que podía aumentar la síntesis del colágeno endógeno dando lugar a la disminución de arrugas. La evidencia científica hoy arroja luz sobre este activo y sobre innovadores y eficaces alternativas.
Me atrevería a decir que uno de los deseos más antiguos de la humanidad es frenar el paso del tiempo. Es obvio que esto no es nada nuevo, pero en la actualidad, más que nunca, vivimos inmersos en la era de la perfección y de la imagen, por desgracia irreal en muchos casos. Redes sociales e influencers con cientos de filtros superpuestos nos abocan a buscar una belleza perenne inalcanzable, y en esa búsqueda incesante siempre se repite el mismo denominador común: acabar con las tan temidas arrugas, signo inequívoco del paso del tiempo en las personas.
Uno de los principales responsables de la aparición de arrugas es el archiconocido colágeno. El colágeno es una proteína que se encuentra de forma natural en la piel, huesos, tendones, ligamentos, cartílagos y vasos sanguíneos. En el caso de la piel lo encontramos en concreto en la dermis, formando lo que denominamos la matriz extracelular junto con la elastina y el ácido hialurónico y otras macromoléculas, dando lugar a ese entramado que proporciona soporte estructural y bioquímico a nuestra piel.
Como bien sabemos, a partir de los 25 años, disminuye la producción de colágeno, perdiendo alrededor de un 1 % al año, pérdida que se acelera exponencialmente con el tiempo y se intensifica aún todavía más en la menopausia. En líneas generales, a los 40 años se puede haber perdido alrededor del 30 % de colágeno que se generaba inicialmente.
El papel del colágeno
Y el resto de la historia ya es bien conocida por todos: menos colágeno es sinónimo de más arrugas y mayor profundidad de estas, junto a menor elasticidad y firmeza y, por supuesto, menor hidratación. En un principio, la solución podría parecer bastante fácil, y sería la de pautar fórmulas que fuesen ricas en colágeno para compensar su deficiencia. Pero por desgracia, el colágeno es una proteína de gran tamaño que no es capaz de penetrar a las capas más profundas de la epidermis cuando lo aplicamos gracias a un producto cosmético para llegar a la dermis, que es donde realmente se encuentra el colágeno de forma natural, y donde, por otra parte, es bien sabido que ningún cosmético es capaz de llegar por definición.
Podemos afirmar que no hay estudios científicos que evidencien que el colágeno, aunque sea hidrolizado y podamos disminuir su peso molecular, pueda llegar a estimular la síntesis de nuevas fibras de colágeno endógenas. Y por supuesto ahora surge la pregunta: ¿esto quiere decir que el colágeno no tenga ninguna efectividad en nuestra piel? ¿Nos han engañado hasta ahora? No del todo.
Definitivamente, el colágeno hidrolizado en un cosmético no va a ser capaz de promover de forma directa la síntesis de nuevas fibras de colágeno, no. Pero lo que sí es verdad es que el colágeno puede tener efecto a nivel superficial en nuestra piel, ya que es un gran humectante que aporta hidratación y jugosidad, y quizás en ese sentido sí que podría disminuir la apariencia de pequeñas líneas de expresión, pero nunca estimulando la síntesis de nuevas fibras por el mismo. Simplemente, ayuda a rellenar la piel y crear una superficie cutánea más tersa.
Activos que fortalecen la piel
Pero no nos echemos las manos a la cabeza porque no está todo perdido, ni mucho menos, ya que existen numerosos activos cosméticos hoy en día con evidencia científica suficiente para afirmar su efectividad en cuanto a la estimulación de síntesis de colágeno endógeno.
Entre estos activos cosméticos encontramos el factor de crecimiento epidérmico (EGF), péptidos señalizadores, como el Palmitoyl Pentapeptide-4 o el Palmitoyl Tetrapeptide-7, péptidos transportadores como el Palmitoyl Tripeptide-1 o el Copper Tripeptide-1, que actúa además como péptido inhibidor de las metaloproteinasas (MMPs), enzimas responsables de la degradación del colágeno y la elastina, cuya actividad aumenta con el paso de los años o también con la exposición a la radiación solar.
• Otro activo de elevado interés si pretendemos ralentizar el envejecimiento prematuro de la piel es la vitamina C, ya que actúa como cofactor para las prolil-3-hidroxilasas, prolil 4-hidroxilasas y lisil hidroxilasas, que son esenciales para la síntesis y estabilización del colágeno, así como para la formación de tejido y la curación de heridas. Por otra parte, la vitamina C mejora estimula la producción de colágeno, ya que estimula los fibroblastos, células encargadas de sintetizar el colágeno y otras fibras de la matriz extracelular. Y en tercer lugar y no menos importante la vitamina C es un potente antioxidante que capta radicales libres inhibiendo el proceso de estrés oxidativo y la inflamación de bajo grado responsables del envejecimiento cutáneo.
• Otro gold standard en la ralentización del envejecimiento cutáneo y en cuanto a la mejora de la síntesis de colágeno, es sin ningún tipo de duda el retinol, ya que su forma activa en la piel, el ácido retinoico, se une a receptores celulares (RAR y RXR), lo cual pone en marcha la estimulación de la síntesis de fibroblastos y la actividad de estos mejorando de esta forma la síntesis de colágeno.




